Romance del Ciego Corrales, según la informante Dolores Salazar, de Turón.
De Vitoria es la provincia
el pueblo Guardia se llama,
existe una hermosa venta
le llaman la castellana.
Los dueños de dicha venta
de situación apurada
quieren figurar que tienen
y esa es la más de desgracia.
Felipe González López
y Ana María se llaman.
Sus hijos Consuelo y Juan
única familia en casa.
Una tarde de verano
por dicha venta pasaba
un joven tratante en mulas,
por posada preguntaba.
Sí señor, puede pasar
tiene usted franca su casa,
a su servicio estaremos
en todo lo que haga falta.
Mil gracias le contestó.
Las mulas metió en la cuadra
y dirigiéndose al ama
por comida preguntaba.
Tenemos arroz con pollo
y un buen plato de ensalada.
Tenemos muy buen jamón.
Tenemos muy buenas magras.
Sírvame un arroz con pollo
y un buen plato de ensalada,
después me sirve un café
con unas pocas de pastas.
Salió el tratante a la calle
y al oscurecer volvió.
Está la cena servida
señor, pase al comedor.
El joven tomó asiento
y admirado se quedó
cuando se fijó en Consuelo
que estaba en el comedor.
¿Es de usted esa hermosa joven?
el tratante preguntó.
¿Con que objeto lo pregunta?
la señora contestó.
Señora como ella es joven
y también joven soy yo
no es raro que le pregunte
cosas de la juventud.
Sí señor mi hija es
y comprometida está
para unirla a un caballero
al cual le llaman Don Juan.
Yo me alegro que así sea
el tratante contestó
hace el favor de decirme
¿donde está mi habitación ?.
Suba usté al segundo piso
cuando llegue al corredor
se encontrará con el cuarto
que tiene el numero dos.
El tratante se acostó.
Conciliar no pudo el sueño.
El amor lo devoraba
que sentía por Consuelo.
Por la mañana temprano
de la cama se tiró
cuando sintió que su madre
a Consuelo le llamó.
Bajó enseguida el tratante
y en el comedor entró
y fijándose en Consuelo
estas palabras le habló.
Es usted la más bonita
que en el mundo he visto yo.
La joven bajó la vista
ruborizada quedó.
Y sin contestar palabra
para la cocina entró.
¿Que te ha dicho ese tratante?
su madre le preguntó.
Me ha dicho que soy muy guapa
cosas de la juventud.
No te fíes hija mía
su madre le contestó.
Yo le serviré la mesa
márchate a tu habitación.
La chica con mucha pena
en su habitación entró.
Llorando la pobrecita
en un diván se sentó
Mis padres me dan consejos
de que yo quiera a Don Juan
señor de muchos millones
más no lo conseguirán.
A mis padres le ha ofrecido
una buena cantidad
y ellos están muy conformes
con hacerme desgraciá.
Don Juan Molina se llama
con sesenta años de edad,
quiere enamorar a Consuelo
por su grande capital.
Pero esta joven hermosa
de talle suelto y juncal
antes prefiere la muerte
que a Don Juan enamorar...
La madre pone la mesa
niña, vamos a cenar
tu padre ya está en la mesa
pronto llegará Don Juan.
La chica con mucha pena
en el comedor entró
y fijándose en su padre
estas palabras le habló:
Siempre he sido buena hija
cariñosa y obediente
antes de amar a Don Juan
mejor prefiero la muerte.
Yo no quiero las riquezas
las desprecio y las detesto,
yo quiero un amor de verdad,
odio a Don Juan. Lo aborrezco.
Y como ese viejo infame
vuelva a entrar en mi aposento,
no respondo de mis actos,
con él hago un desacierto.
Conque, ya lo sabe, madre
lo he dicho y no me arrepiento
y estoy firme en mi palabra,
antes de entregar mi honra
me marcharé de esta casa.
Y en los brazos del tratante
Consuelo se desplomó.
Que desgraciadita soy
Manuel de mi corazón.
Consuelo ya estoy enterado
de todo lo que te pasa
y estoy propuesto a sacarte
cuanto antes de esta casa.
Esta tarde yo me marcho
y el sábado volveré
y conmigo te vendrás
para no volver jamás...
En esta conversación
los dos jóvenes estaban
y la madre de Consuelo
a los dos los escuchaba.
Don Juan estamos perdidos
mi hija se quiere fugar
con el tratante de mulas
que el sábado volverá.
De que me enteres de todo
te agradezco Ana María.
Por atrevido el tratante
ha de costarle la vida.
Cuando el sábado regrese
y en su habitación se acueste
tu hijo Juan se ha de encargar
de darle lo que merece.
Una vez muerto el tratante
se carga en su misma yegua
y de distancia se aleja
como tres o cuatro leguas.
La justicia despistada
seguro que quedará
y Consuelo que es mi sueño
segurita mía será.
Conque adiós Ana María
ten ojo con lo que digas
que con un solo descuido
todos seremos perdidos.
A las cuatro de la tarde
el tratante regresó
antes de entrar en la venta
en Consuelo se fijó.
La infeliz le hacía señas
y un escrito le mandó
en el mismo le decía
que tuviese precaución.
Cenó enseguida el tratante
y a su habitación entró.
Debajo de su almohada
un revolver colocó.
Sentada en su habitación
Consuelo llorando estaba
y el atrevido Don Juan
la mano quiso cogerle.
No se acerque usted, Don Juan
mire que le doy la muerte.
Esta noche ya eres mía.
Consuelo sacó un puñal
y el corazón le pasaba.
Consuelo desesperada
al tratante le llamaba
viendo que no contestaba
en su habitación entró.
En una charca de sangre
el tratante se encontraba
que el hermano de Consuelo
le acribilló a puñaladas.
Consuelo desesperada
al tratante se abrazó
y besándole en los labios
estas palabras le habló:
Yo te quiero con pasión
y en mi casa te han matado,
en un entierro los dos
iremos acompañados.
Y con el mismo puñal
que a Don Juan había matado
se lo metió por la sien
quedando muerta en el acto.
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